El futuro del trabajo
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Jacqueline Balbontín, VP Recursos Humanos Scotiabank Chile
Mucho se ha hablado estos meses sobre el futuro del trabajo post Covid-19. Lo cierto es que la pandemia ha obligado a las compañías a replantearse este tema, que hasta hace muy poco no era parte de su proceso de planificación estratégica.
Si una cosa está clara es que ya nada será como antes. Estamos en una etapa de transición y transformación que no sólo está cambiando la forma cómo nos relacionamos los seres humanos al interior de las compañías, sino también poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptación. Estamos ante una nueva era, en la que el teletrabajo se vislumbra como uno de los protagonistas indiscutidos del mundo laboral.
Según un estudio realizado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), un 95% de las empresas nacionales ha adoptado este sistema para alguna parte de sus trabajadores y el 48% para el total de la compañía. En cuanto a la extensión de este método laboral, el 34% señaló que esto será una medida temporal y el 66% restante no ha definido aún una fecha de término, lo que es interpretado como una señal de que "el impacto podría trascender a la crisis, generando potencialmente un cambio cultural en la medida que este 'experimento forzado' tenga resultados positivos".
Con estos antecedentes, ¿qué fenómenos veremos en la nueva era del trabajo post pandemia? No hay que olvidar que el hombre es un ser social, que necesita estar en contacto con otros, por lo que probablemente la tendencia sea migrar a sistemas mixtos, que combinen el trabajo remoto con el presencial.
Hasta hace poco este escenario era impensable en varias empresas, no porque no existiera la tecnología o los medios para realizar trabajo a distancia, sino por la creencia de que la productividad caería si los colaboradores no eran supervisados en forma presencial por sus jefaturas. Aún en el siglo XXI, muchos líderes basan su estilo de supervisión en "el control", creyendo que bajo su mirada los empleados tendrán un mejor desempeño. En la era de la conexión digital y las redes sociales, esto se convierte en una utopía.
En mi experiencia de más de 20 años liderando grupos de trabajo, tengo la absoluta convicción de que los equipos de alto rendimiento están conformados por personas que se relacionan entre sí en base a dos valores fundamentales: el compromiso y la confianza. Los líderes establecen objetivos desafiantes, donde cada colaborador se siente protagonista de los logros, y donde las metas individuales se alinean con las corporativas.
En ese contexto, el lugar físico desde donde se desarrolle una labor se vuelve irrelevante. Y, contrario a lo que se habría pensado antes de la pandemia, en muchos casos la distancia ha favorecido el trabajo en equipo: las herramientas tecnológicas son múltiples y nos permiten trabajar de forma colaborativa, en ocasiones incluso con mayor eficiencia que en el pasado.
El trabajo a distancia es una realidad. Pero así como esta modalidad trae una serie de beneficios, también implica grandes desafíos. Por un lado, las empresas tendrán que buscar la mejor manera de acompañar a sus equipos en este proceso de transición, dar a sus líderes las herramientas necesarias para que puedan generar lazos de confianza con los colaboradores, mantener el buen clima laboral y una buena gestión del desempeño. Por otro lado, deberán buscar fórmulas para mantenerse cerca de sus clientes, que muchas veces son reticentes a usar los canales digitales y prefieren las interacciones en persona.
Estamos viviendo un momento histórico. Pero lo cierto es que la pandemia pasará, no así el teletrabajo, que llegó para quedarse. Si bien no hay una receta única para que funcione, hay un elemento clave para asegurar la mejor experiencia tanto a las organizaciones como a los trabajadores: la flexibilidad. Estar dispuestos a adaptarnos es lo único que nos permitirá dar a todos la oportunidad de explotar al máximo sus talentos, más allá del lugar desde donde realizan su trabajo.